A partir de hoy vamos a ir desgranando la historia de algunos de los discípulos del Señor, en este caso, y en esta semana, a Judas Iscariote, que ha pasado a la tradición cristiana como el traidor por antonomasia. La animadversión popular hacia este personaje se expresa fielmente en la quema, ape dreamiento o linchamiento ritual de numerosos muñecos llamados Judas en Carnaval, en Semana Santa y otras fiestas.
En estos tiempos modernos nos damos cuenta que tenemos personas así a nuestro alrededor, que andan deambulando hasta encontrar su presa. Lo malo que se venden con piel de cordero, y a la más mínima, zarpazo al cuello. Pero tenemos que ser valientes y reponernos ante estos Judas que proliferan por la vida diaria. Lo malo es venderse por ser alguien, por querer aspirar a algo que le sobrepasa y para lo que no está preparado.
No estaría mal que el Grupo de nuestra Hdad. de la Lectura Creyente de la palabra se hablara de este discípulo del Señor, que lo vendió por treintas monedas, aunque existen algunos que lo hubieran vendido por menos.