Mucho se ha hablado en estas semanas de la solicitud de inicio por parte de la Archicofradía de Vera + Cruz y Oración en el Huerto de Huelva del expte. de Coronación Canónica de su Amantísima Titular, Nuestra Madre y Señora de los Dolores.
Opinar es el libre y gratis, si se opina con fundamentos y con el máximo respeto, pero sin conocimiento de causa, flaco favor le hace al lector y menos sin contrastar la noticia, tal como se publicaba el pasado domingo en un diario de la ciudad, el periodismo puro, duro y profesional, en este caso, brilla por su ausencia. También portales de los que se llaman cofrades en Internet, osan opinar también, sin poseer la información adecuada para posicionarse en este asunto, más bien llevado por la inexperiencia de personas que llevan en este mundo de las cofradías solo 10 años y ya lo saben todo y todo lo han vivido. Iríamos aún más lejos, por la desdicha de no poseer uno mismo lo que tiene el otro, el pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no posee.
Se habla y mucho de la Devoción de una Advocación Mariana, en este caso de Nuestra Madre y Señora de los Dolores (Madre de Vera + Cruz), la historia está para algo más que para estar escrita, también para leerla y hacer juicios de valor sobre ella. Esta, nuestra Historia, no miente, somos las personas las que sin ningún tipo de pudor, y sin ningún tipo de respeto nos dedicamos a tergiversarla.
Para aquellos que osan hablar, sesgadamente, de la Titular Mariana de la Hermandad de Vera + Cruz y Oración, les quiero dedicar en unas líneas, y mostrarle su osadía.
Empecémosla desde principios del siglo XV, cuando la población de Huelva se extiende hacia el sur buscando la proximidad de su ría, lo que motiva la construcción de una segunda parroquia en la ciudad dedicada a la Purísima Concepción, originando el comienzo del culto y de la devoción a Nuestra Señora de los Dolores de la Hermandad de Vera+Cruz, la cual se ve corroborada por los testamentos de Pedro Gutiérrez y José Hernández, ambos redactados en 1583, así como el de 1596 de Francisco Correa. En donde el primero de ellos dispone lo siguiente: “le acompañen y entierre mi cuerpo los clérigos de la parroquia (Concepción), me alumbre con su zera los cofrades de la Vera+Cruz, pongan quatro velas en el altar del Sagrario y otras quatro en el altar de Nuestra Señora de los Dolores”.
Conocemos también el testamento de Doña Micaela Ponce ante D. Juan Francisco Gallego de Tovar de 28 de enero 1744, donde se instituye una memoria por su alma “el viernes en que se zelebra la funzión de Ntra. Sra. de los Dolores, en su altar de la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción”
Se constata que esta Avocación Mariana procesiona bajo palio en el siglo XVIII. La talla de esta imagen según un testamento de D. Pedro Álvarez y de Soto, fechado en 1770 era obra del escultor Blas Molner (1737-1812),
Ya en el reinado de Isabel II, es cuando tenemos conocimiento de la celebración anual de un Solemne Septenario a Nuestra Señora en los días previos a la Semana Santa. Concretamente conocemos las cuentas del Sr. cura párroco D. Luis Ortega de 1862 donde se indica que se gastaron 40 reales en “madera y trabajo para componer el paso donde se coloca la Virgen”
Podríamos seguir y no acabaríamos nunca, escribiendo nuestra Historia, casi cinco siglos de devoción a una Advocación Mariana, y tal como dictan las normas, esta goza incontestablemente de probada devoción (desde sus inicios hasta su estado actual). No se mide la devoción hacia una Imagen, en un momento del día, semana, mes o año. No nos equivoquemos, no es más ciego el que no ve, sino el que no quiere ver.