3.11. Acólitos
Se diferencian en acólitos ceriferarios y turiferarios, se les suele llamar en conjunto "servicio de paso". Los acólitos ceriferarios son aquellos que portan un cirial y tienen su origen en los inicios de la Semana Santa, sirviendo como luz para alumbrar las pequeñas andas en las que iban las imágenes. Por eso deben ir inmediatamente al lado del paso o actualmente justo delante del mismo, ya que forman parte del servicio del mismo. El color de las velas de los ciriales siempre debe ser el mismo que porte el paso que lleva detrás. Digamos a modo de alegoría que si el Paso es el Altar, los acólitos son el Presbiterio. En la mayoría de las hermandades suele haber de cuatro a seis acólitos ceriferarios. El uso en algunos lugares de mayor número de acólitos no tiene ningún sentido litúrgico y lo único que hace es dificultar la visión del paso. Los acólitos turiferarios portan los incensarios, la naveta y el canasto, y son aquellos que impregnan de incienso todo el lugar inmediatamente cercano al paso, haciéndose así como si el paso se tratara de un altar. Hay que tener en cuenta que el uso del incienso está reservado para la Eucaristía y las imágenes de Cristo y de María. En algunos sitios a los acólitos se les llama Dalmáticas, en referencia a la prenda que utilizan.
Con respecto al número de ciriales lo lógico es que se usen cuatro, ya que el Ritual para el Culto no hace distinción en el número de ciriales a usar en las misas y las celebraciones de adoración eucarística. De todos modos y, a pesar de que no tiene ningún fundamento litúrgico, es usual colocar en los pasos de Misterio de algunas hermandades sacramentales seis acólitos ceriferarios en señal de mayor respeto. Esta costumbre no tiene ningún sentido en pasos de Palio u otros pasos (San Juan, Verónica, etc) en los que siempre deben ser cuatro los ciriales ya que se pierde el sentido eucarístico; además, en los pasos que no porten imágenes de Cristo y de María, como ya se ha comentado anteriormente, no tiene sentido litúrgico el uso de acólitos turiferarios.
Normalmente en Cádiz el cuerpo de acólitos está formado por diez integrantes: cruz parroquial (en algunos lugares se le llama a este acólito crucífero), cuatro con ciriales (los dos primeros escoltando a la cruz parroquial y los otros dos detrás del pertiguero a una distancia de la primera pareja equivalente a la longitud del paso, aunque litúrgicamente deberían de escoltar al pertiguero), el pertiguero (encargado de marcar el paso por medio de golpes con la pértiga), dos con incensarios (detrás de los acólitos ceriferarios), uno con la naveta (pieza de orfebrería en forma de casco de barco con una cucharilla de orfebrería donde se guarda el incienso) y otro con el canasto (donde se guardan las pastillas de carbón que se utilizan para encender el fuego, los pabilos y las cerillas).
El origen de la figura del Pertiguero hay que verlo en los maestros de ceremonias de las celebraciones religiosas y que solían asistir al celebrante en cuanto al servicio del altar. De aquí se ha extrapolado a los pasos como altares en la calle que son. Asimismo, los acólitos tienen su origen en los ministros no ordenados que se dedican al servicio del altar, también llamados subdiáconos.
Los acólitos suelen ir con vestimenta de monaguillos e incluso revestidos de Dalmáticas, la cual es una sotana de tela de damasco, con elementos decorativos dorados que se coloca encima del alba blanca. El pertiguero suele llevar una vestimenta especial llamada Ropón similar a la Dalmática, aunque suele llevar colgando en el pecho el escudo de la Hermandad en plata. En cuanto a los colores de las Dalmáticas y el Ropón del Pertiguero, suelen ser el negro (preferentemente), morado, burdeos y rojo en el caso de ser hermandad sacramental, aunque se usan otros colores en función de la túnica de la hermandad o de su vinculación a determinadas órdenes religiosas. El origen de vestir a los acólitos con tanta riqueza estriba en la antigua tradición de que la riqueza del señor se advierte en la riqueza con la que viste a sus servidores.
Una última nota con respecto al uso de la cruz parroquial en el acolitado y que no se suele tener en cuenta. Sólo debería haber una cruz parroquial en la procesión y esta debe ir empezando el cortejo de la Virgen. En caso de no colocarse en ese lugar, el lugar más adecuado es en el cuerpo de acólitos de la Virgen. Por tanto, tampoco tiene mucho sentido sacar la cruz parroquial en el paso de Misterio.
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